Los coches eléctricos son una realidad y, aunque sigue suscitando reservas en el usuario de a pie, su implantación es cada vez mayor, en gran medida gracias a la reducción de costes, las subvenciones oficiales por adquisición de este tipo de vehículos, otro tipo de bonificaciones y el aumento de su autonomía, aún lejos de la de los coches de gasolina, pero cada vez mayor frente a los primeros vehículos eléctricos comercializados.
Aún así, su elevado coste, su relativamente baja autonomía (esto lo explicaremos detenidamente mas adelante) y la necesidad de tener a mano puntos de recarga, convierten a los vehículos eléctricos en los “patitos feos” de la conducción. Pero, ¿realmente están tan limitados este tipo de vehículos o ya han empezado a romper las barreras de sus homólogos de combustible? Vayamos por partes.
Coste y Autonomía de los Coches Eléctricos
Pongamos un ejemplo práctico con el Nuevo Renault ZOE, el utilitario compacto de la marca gala. Su nueva versión estrena una batería Z.E. 40 que, en laboratorio, alcanza una autonomía de hasta 400 kilómetros con una sola carga. Una cifra nada desdeñable que, sin embargo, puede variar bastante dependiendo de la conducción real en carretera.
Con una temperatura exterior baja (por debajo de los 15ºC), la calefacción del coche encendida, a una velocidad de 130 km/h y con unos neumáticos con llantas de 16”, su autonomía se reduce a unos escasos 160 kilómetros. El mismo vehículo, a una temperatura normal (sin uso de aire acondicionado o calefacción) y una velocidad de 80 km/h (para circulación interurbana), aumenta su autonomía hasta casi los 300 kilómetros.
Como veis, unas variaciones muy bruscas que dependen en gran medidas de las condiciones climatológicas, la orografía del terreno y el modo de conducir del usuario para poder evaluar el rendimiento de nuestro vehículo. Sin embargo, en este caso debemos tener en cuenta que el precio de este coche es bastante competitivo: desde unos 16.000€ en su modelo base.
Como comentábamos se trata tan solo de un ejemplo, pero lo suficientemente clarificador como para hacernos una idea de hacia donde se mueve el sector. Toda la industria está alineada para, en pocos años, conseguir igualar precios frente a los vehículos tradicionales, y a la vez aumentar la autonomía de los vehículos eléctricos hasta cotas aceptables para desplazamientos de larga distancia.
Ayudas y Subvenciones para la compra de Vehículos Eléctricos
Las instituciones no son ajenas a la necesidad de implantar una conducción sostenible en la sociedad actual y reducir así las emisiones de CO2 y otras problemáticas asociadas. Es por ello que, tanto a nivel estatal con planes como Movea, como a nivel autonómico y local, que podemos encontrar diversas ayudas y beneficios para incentivar la compra de este tipo de vehículos.
Estas ayudas suponen jugosos descuentos que pueden llegar hasta los 5.500€ por vehículo, a lo que se pueden sumar otros 1.200€ por la instalación de un punto de recarga. Así como otras ventajas como poder circular por los carriles conocidos como Bus-VAO-Eco, la exención en el pago de las tasas de aparcamiento SER (O.T.A.) que muchos municipios ya aplican o considerables reducciones en el impuesto de circulación del vehículo.
La eterna disyuntiva de las “Electrolineras”
Otro de los grandes hándicap a los que se enfrenta la conducción sostenible es el de los puntos de recarga. Uno de los grandes miedos del conductor neófito de coches eléctricos es el de “quedarse tirado” en medio de la nada con las baterías descargadas. Más allá del incremento exponencial de gasolineras y puntos de recarga para vehículos eléctricos que actualmente suman 35.400 y subiendo, debemos tener en cuenta las nuevas tecnologías aplicadas al sector de las baterías y los cargadores que, retomando el anterior ejemplo del Renault ZOE, nos permiten cargar nuestro vehículo de forma completa en poco más de una hora*.
Otro cantar son los puntos de recarga particulares, que no exigen grandes desembolsos, pero que si dependen de donde vayamos a instalarlos (garaje o vivienda unifamiliar) para variar su precio hasta la posibilidad de duplicarlo. Con unos baremos que pueden ir, aproximadamente, desde los 500 hasta los 1.000€ por instalación. Sea como fuere, para hacernos una idea del coste de conducir un coche eléctrico debemos tener en cuenta que, de media, pagaremos 1€ por cada 100 kilómetros de carga. Cinco o seis veces más barato que un vehículo convencional.
Ventajas y Desventajas de los Vehículos Eléctricos
Con todo lo anteriormente comentado, no resulta difícil poder elaborar una lista con los pros y los contras que, actualmente, marcan el devenir los coches eléctricos:
PROS
- Emisiones cero, incluyendo a nivel acústico. Los coches eléctricos son respetuosos con el medio ambiente.
- Mayor eficiencia con menor consumo. Los vehículos eléctricos permiten un gran ahorro frente a los combustibles convencionales.
- Automáticos. Los motores eléctricos solo tienen una marcha y hasta una velocidad límite.
- Menor mantenimiento. La ausencia de un motor de combustión implica unos menores costes de mantenimiento por desgaste o avería, lo que a su vez se traduce en un considerable ahorro en costes.
CONTRAS
- Autonomía relativa. Se avanza a pasos agigantados en es te sentido, pero es una realidad que los coches eléctricos actuales aún no están preparados para largos desplazamientos. Sin embargo, el uso cotidiano rara vez supera los 150km/día, distancia ampliamente superada por un vehículo como el ZOE o el Tesla Model 3.
- Puntos de recarga. Gracias a los fabricantes y las instituciones, cada vez es más fácil encontrar un punto de recarga cercano para nuestro vehículo eléctrico. Aun así, en caso de estar a punto de quedarnos sin batería, es probable que tengamos más problemas para encontrar un punto de recarga que una gasolinera convencional.
- Precio elevado. Probablemente el punto que más puede hacer echarse para atrás a un posible comprador. Por suerte, la distancia entre precios de estos dos sectores cada día es menor y, si a esto le sumamos todas las ayudas y subvenciones que reciben estos vehículos, la diferencia se reduce aún más. Aun así, todavía queda tiempo hasta que ambos precios se puedan equiparar.
Conclusiones
La mejor y más clara conclusión a la que podemos llegar teniendo en cuenta los datos, es que la brecha entre vehículos eléctricos y convencionales se está reduciendo muy rápidamente. Esto redunda en múltiples beneficios para los compradores que ven recompensado su esfuerzo con tecnologías cada vez más eficientes y eficaces, ahorros muy significativos en materia de combustible y mantenimiento, y jugosas ventajas fiscales y ayudas económicas que incentivan sobremanera la compra de vehículos eléctricos. En contra, estos pioneros de la conducción sostenible, se pueden encontrar con problemas en cuanto a autonomía de conducción que, hoy por hoy, sigue siendo la piedra de toque de esta industria.
En un futuro inmediato las grandes ciudades con problemas de contaminación ambiental como Madrid o Barcelona, restringirán de forma permanente a los vehículos de explosión el acceso a sus núcleos urbanos. Todos los servicios públicos de transporte y de reparto de mercancías van a tener que adaptarse a esta circunstancia. Así mismo, el futuro para el usuario particular en sus desplazamientos cotidianos al trabajo hay que pensarlo en eléctrico y en un plazo no superior a dos años.